Para comenzar a relatar el viaje nada mejor que hacerlo desde un principio. En las entradas anteriores fui relatando como se ha ido gestando el viaje, ahora le toca al viaje en sí.
Salí de la terminal de Retiro a la 1:00 AM de la plataforma 27 en un micro de la Empresa Balut con destino a Tilcara - previa escala en varios lugares y transbordo en San Salvador de Jujuy - en un micro semicama pagado con muchísimas facilidades $ 236,- dividido en 12 cuotas con tarjeta, lo que lo transforma en un gasto casi inexistente. Claro que estas "facilidades" tienen como contrapartida la incomodidad de parar en varios lugares, pero ello no significó una incomodidad en lo que a mi respecta.
Roslie me acompañó a la terminal y estuvo a mi lado hasta el último momento. Podía ver desde la ventanilla del colectivo la expresión de su cara de felicidad por un sueño cumplido para mi y a la vez de tristeza porque íbamos a estar separados dos semanas cuando en cinco años que llevamos juntos nunca nos hemos separado por tanto tiempo.
El viaje fue largo y cansador. Recuerdo que paró en Liniers primero y luego en Campana. De allí hasta Rosario no recuerdo absolutamente nada. El recuerdo de la parada de Rosario es algo borroso, tanto que apenas si pude identificar el lugar e inmediatamente seguir durmiendo.
Ya durante la mañana me he despertado con la vista de los verdes campos Santafecinos de Rafaela, Sunchales, Hersilia y Ceres entre otras localidades de esta Provincia.
Hacia el mediodía estaba llegando a la famosa y polémica localidad de Pinto, en Santiago del Estero, que recientemente fue noticia en los diarios por que la homónima localidad de España le reclamaba saber que hizo con la suma de dos millones de Euros que le había enviado. Allí fue en donde estuve almorzando un muy rico plato de ravioles de verdura con una pata de pollo.
Cuarenta minutos después estábamos poniendo proa en la Ruta Nacional 34 hasta una breve parada en Santiago del Estero.
Entre Pinto y Santiago del Estero y gracias al buen plato de comida que había ingerido hice la famosa siesta Santiagueña.
Ya en Santiago del Estero hicimos una breve parada en su moderna terminal en donde subió y bajó gente. El sol era implacable, bajo un cielo absolutamente despejado. El calor reinante hizo que subiera de inmediato al micro.
A las 18:00 aproximadamente estaba arribando a la terminal San Miguel de Tucumán. Una vieja conocida por mi en donde bajé para comprar una gaseosa y unas galletitas. Allí también bajó y subió gente.
La próxima parada sería ya en territorio Salteño - en la localidad de Güemes -, en donde bajaron unas pocas personas. Pese a estar ya bastante cerca todavía quedaban varias horas de viaje, puesto que tendría breves paradas en las ciudades de Perico - en donde bajaban varias personas más, algunas para ir a Ledesma o más lejos aún a Tartagal o a Salvador Mazza tomando la Ruta Nacional 34 hacia el este - y en Palpalá.
Ya siendo las 23:45 horas llegamos a San Salvador de Jujuy en donde transbordamos hacia otro micro que nos llevaría al destino final de Tilcara.
Llegué a Tilcara finalmente a las 2:30. Noche cerrada y muy estrellada, con algunos chicos que salían de bailar y de tomar algo de un club transformado en boliche que está cerca de la terminal.
Allí me alojé en la habitación 18 del Hotel El Jardín ($ 80,- la single con baño privado) y me encontré con esta nota pegada en la puerta de mi habitación. Mi encuentro con Chugo y Deborah comenzaba a tomar forma.
1 comentario:
Lo que yo tengo que decir de tilcara es que la gastronomía está bárbara. Sumando materia prima fresca a una creciente valoración por la cultura culinaria, el resultado es específico: se come muy bien en Tilcara y la gastronomía es un servicio con el cual los anfitriones hacen sentir al visitante como un huésped de honor. Es lo que sucede, por ejemplo, en hotel reposo del diablo, un lugar que lleva la posta en el desarrollo del concepto de la "cocina andina de altura. Por eso, al que le gusta comer bien, tiene otra razon para irse a esta ciudad de Jujuy.
Saludos
Meli
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