El camino de los V4 (4 viajeros) continúa por la Ruta Nacional 52 ascendiendo por la Cuesta de Lipán. Sin dudas y para mi gusto es una de las Cuestas Argentinas más lindas, no por el camino en sí, ya que el asfalto le ha quitado un poco de esa magia, sino por el marco maravilloso de su paisaje.
Axel y el marco del paisaje en la Cuesta de Lipán desde el Abra de Potrerillos.
Una vez abandonado el Km. 3,5 de la Ruta Nacional 52 subimos a los autos. Chugo y Deborah toman la delantera con el Renault 12, mientras Juan y yo los seguimos a una distancia prudencial con la Ford Ecosport.
No estábamos en la Puna ni mucho menos pero este paisaje es realmente digno de parar varias veces para tomar fotos y eso fue lo que hicimos.
Noté muy cambiado los alrededores de Pumarmarca con barrios completamente nuevos y casas que un año atrás ni existían. También la presencia de nuevos complejos hoteleros de lujo.
El marco de estos paisajes son espectaculares, y para mí era revivir los momentos vividos con Roslie allí en el 2005 y en el 2008. Debo confesar que para mi era toda una novedad ver la cuesta sin ninguna nube ya que en las reiteradas ocasiones que la ascendimos o descendimos o bien estaba con algunas nubes - ascenso 2005 - o bien totalmente tapada de ellas - ascenso y descensos, varios, del 2005 y del 2008 -.
El Renault 12 ascendiendo la Cuesta.
La Cuesta de Lipán.
El entorno del paisaje.
En el camino no fueron pocas las veces que nos detuvimos para tomar fotos y ello hizo que nos distanciaramos bastante de Chugo - entre 1 km. y 1.5 km. -, sin embargo escuchábamos el rugido del tractor subiendo la cuesta.
Juan denota que algún ruido en la sinfonía del tractor no andaba del todo bien. Pero seguimos tranquilos.
Al llegar al Abra de Potrerillos no vemos a Chugo por ninguna parte. Pensamos que allí se iba a detener a esperarnos, pero no, siguió en su marcha ascendente.
Estábamos tranquilos allí tomando fotos e indicándole a unos turistas que subían por primera vez el camino a las Salinas Grandes hasta que por fin lo vemos a Chugo quien viene bajando raudamente hacia nosotros.
Cuando por fin se detuvo tomamos una buena cantidad de fotografías y luego seguimos. Subimos a los autos y...el Renault 12 se nos empacó.
Nunca en sus tantos ascensos por dicha cuesta le había pasado esto al tractor.
¿Y ahora?.
Chugo rapidamente abre el capot y allí denota que el filtro de nafta se había vaciado, nada grave. Cuando de pronto ya se disponía a usar el agua destilada disponible para mojar el trapito y así llenar el filtro, Deborah y yo denotamos la existencia de agua al costado de la ruta que surgía de una pequeña vertiente.
El caño que baja de la montaña que puede apreciarse en la foto anterior forma parte del transporte del agua que seguramente tiene como destino algún caserío para su riego y uso humano. Movimos unas piedras que la resguardaban y allí estaba brotando del suelo. Tomamos lo suficiente de ella como para que el filtro se volviera a llenar y luego de ello volvimos a tapar con las mismas piedras dicho tesoro preciado.
Gracias Pachamama por el fruto de esa maravillosa tierra!
Seguimos camino hasta el punto más alto de la Cuesta: Los altos del Morado a 4170 metros sobre el nivel
del mar. El paisaje es súblime a uno y otro lado de la ruta. Podía verse claramente desde allí el Nevado del Chañi.
Altos del Morado.
Juan, Deborah y Axel en los Altos del Morado (Foto de Chugo).
Altos del Morado (Cuesta de Lipan).
Estuvimos allí por término de 10 a 15 minutos gozando de este maravilloso lugar y comprando a los artesanos algunos recuerdos. Luego de ello emprendimos la bajada a las Salinas Grandes.