Una vez que abandonamos la zona de los Ojos de Mar, tomamos la Ruta Provincial 27 en dirección a Salar de Pocitos.
Abandonábamos definitivamente las coloridas tierras de Tolar Grande disfrutando de los maravillosos paisajes que hay entre esta localidad y la de Salar de Pocitos.
Al costado de la ruta, en lo alto de las montañas se ve marcada como un arañazo el Ramal C-14 del Ferrocarril Gral. Belgrano que viene de Salta y llega en la frontera con Chile hasta el Paso de Socompa y ya, en Chile, continúa hasta la Ciudad de Antofagasta.
Nuestro viaje continúa surcando las montañas y con el ferrocarril acompañándonos desde los altos de la montaña hasta el Abra de Navarro, lugar al que llegamos a las 13:00 horas.
El Renault 12 de Chugo en las cercanías del Abra de Navarro (Foto Gentileza de Chugo).
Finalmente a las 13:00 horas llegamos al Abra de Navarro el cual se encuentra en el Km.1506,64 del FFCC Gral. Belgrano. Allí está la estación en ruinas.
Vista parcial desde el Abra de Navarro.
Nuestro viaje prosiguió en dirección a Salar del Diablo. Chugo llevaba la delantera y nosotros íbamos con Juan a una distancia prudencial. A las 13:25 llegamos al Salar del Diablo. Aquí pueden apreciarse algunas de sus fotos.
El tractor transita por la Ruta, atrás el cartel despintado del Salar del Diablo (Foto Gentileza de Chugo).
Salar del Diablo (Foto Gentileza de Chugo).
El viaje prosigue hasta la zona conocida como las Siete Curvas. Allí llegamos quince minutos después transitando siempre adelante Chugo y Deborah con el Renault 12 mientras que Juan y yo lo hacíamos a una distancia prudencial.
Allá va el tractor levantando polvareda en las Siete Curvas.
Un paisaje soberbio puede apreciarse hacia cualquier lado donde uno mire. La zona conocida como las Siete Curvas es el balcón natural por donde uno puede ver uno de los mejores, más extraños, más hermosos y más conmovedores paisajes que tiene la Puna.
En efecto desde el balcón natural que tiene las Siete Curvas pueden verse estos paisajes:
Desde ese balcón natural puede apreciarse en toda su dimensión el Desierto del Diablo. Es indudable que este lugar es talvez uno de los paisajes más exóticos que tiene nuestro país y me atrevo a decir que son pocos en el mundo que se le puedan asemejar. Más que en el Planeta Tierra podemos decir que nos encontramos con una parte de Marte dentro del Planeta Tierra.
Más allá del Desierto del Diablo, la formación montañosa de color rojiza nos hace recordar, tal como le llaman los Tolareños, la Catedral. Sin dudas es como si estuviéramos frente a una catedral gótica.
A la izquierda - viniendo de Tolar Grande - se puede apreciar un paisaje sustancialmente distinto que nos saca del intenso rojo que tenemos de frente y hacia los costados en donde predomina el color amarronado con alguna cresta apenas nevada en su cumbre producto de ser seguramente un lugar que se encuentra al reparo del intenso sol de la Puna.
Mientras disfrutábamos de la belleza del lugar vemos que Chugo llega al Desierto del Diablo y allí para su auto. Nosotros entendíamos que mientras tomaba algunas fotos y filmaba nos estaba esperando, razón por la cual fuimos hacia su encuentro.
En ese encuentro nos enteramos de una decisión.
En la próxima entrada de Locos por la Puna les contaré sobre ello...
No hay comentarios:
Publicar un comentario