miércoles, 14 de abril de 2010

En el camino a Belén.

Finalmente abandonamos Antofagasta de la Sierra con el objetivo de finalizar nuestra aventura.


Fueron 15 días de una gran aventura en donde cuatro mortales nos entregamos a la empresa de recorrer una de las regiones más inhóspitas de la República Argentina cruzándola de norte a sur, pasando por las Provincias de Jujuy, Salta y Catamarca.


La experiencia de compartir y de conocernos en el camino ha sido realmente excepcional y es, gracias a ella, que queda siempre una página abierta para un hasta luego. Puede pasar que eventualmente alguno de nosotros no podamos estar físicamente en otra aventura por estos solitarios lares, pero siempre estaremos acompañado desde el espíritu. 
Así somos los V4, así somos los Locos por la Puna.
Días antes habían quedado en el camino nuestros amigos Chugo y Deborah ante el inconveniente que planteaba nuestro querido "tractor" y que por razones preventivas decidieron no continuar con el camino. Así fue que Chugo y Deborah nos pidieron a Juan y a mi encarecidamente que termináramos con lo planeado y que lo hiciéramos por ellos.
Ese momento en que el telón comienza a caer definitivamente se estaba dando desde el mismo instante en que  la llave de la Ford Ecosport de Juan hace contacto y nos echamos a andar nuevamente en el camino por la Ruta Provincial 43.




El objetivo del día era llegar a Belén. Juan se encontraba ante la disyuntiva de si seguía camino hacia Paraná o si se volvía a La Plata - siempre haciendo escalas en algún lugar más cercano -. Juan me ofreció generosamente de acercarme hasta alguna ciudad lo más cercana posible, cosa a la que no accedí por considerarla un abuso. En ese sentido, me pareció que llegar a Belén era lo más recomendable ya que desde allí tenía dos posibilidades: ir desde allí a Buenos Aires con el expreso Gutierrez o bien ir hasta San Fernando del Valle de Catamarca y de allí a Buenos Aires.
Tomamos la Ruta Provincial 43 a un paso lento obligado ante el mal estado del camino. Realmente no importaba tanto el mal estado del camino, ya que el paisaje nos cautivaba y nos hacía olvidar de él.
Llegamos así hasta la entrada al Campo de Piedra Pómez, cercana a la localidad de El Peñón.


A partir de allí el camino era todo una novedad para mi que lo había transitado en el año 2006 junto a Roslie. Sabía que había sido asfaltado pero desconocía cuales habían sido sus mejoras.


Ya a la altura de El Peñón nos encontramos con un camino perfectamente asfaltado al que sólo le faltaban las marcas divisorias de los carriles y la señalización de banquinas.
Unos kilómetros más al sur de este, el camino mejora aún más ya que al buen asfalto existente se le suman las marcas divisorias de carriles y la señalización de banquinas. En parte de este tramo puede apreciarse que a veces se ha redefinido la traza de la ruta ya que se puede apreciar a unos pocos metros el antiguo camino de esta.
Cabe aclarar que Antofagasta de la Sierra se encuentra a 3200 metros sobre el nivel del mar, el Peñón a 3500 metros y el camino sigue en franco ascenso hasta los 4200 metros en el paraje de Pasto Ventura, para luego ir descendiendo paulatinamente.
El paisaje cambia mucho a partir de El Peñón y se transforma en una zona de enormes cerros tapizados con coirones y poblados por cientos de vicuñas.




Seguramente Coquena habita por estos lares protegiendo a estos maravillosos y solitarios animales de nuestra Puna.





Pasadas las 11:15 horas llegamos a Pasto Ventura. La inmensidad del paisaje empequeñece al hombre.
Seguimos nuestro camino - ahora en bajada - y como veníamos muy bien con los tiempos decidimos entrar a Laguna Blanca. Así fue que visitamos otro pueblo más - que no conocíamos ninguno de los dos - que no estaba en los planes iniciales.












La entrada a Laguna Blanca se encuentra a 22 Km. al sur de Pasto Ventura. Una vez que entramos al acceso desde la Ruta Provincial 43 nos debemos internar 15 Km. por camino de ripio, el cual se encontraba en buen estado.
Nos acompaña en el paisaje a un lado la laguna que da origen al nombre del poblado y hacia el otro la Sierra de Laguna Blanca que se levanta como una pared infranqueable con ojivas de nieve en sus cumbres.
Tanto a Juan como a mi nos ha gustado mucho el lugar y lo estuvimos recorriendo cerca de una hora y media. Allí visitamos un centro de interpretación de la Reserva de la Biosfera Laguna Blanca, la cual protege diversas especies animales de la Puna como ser el zorro, la vicuña, suris, entre otros, como así también la conservación de la biodiversidad, los ecosistemas y los paisajes a la vez que promueven el desarrollo de actividades económicas en la zona y la investigación científica.
En dicho centro de interpretación pude adquirir de recuerdo una buena bolsita de rica rica para que durante varios días sasonara con el mate el aroma de la Puna.




Finalmente y tras haber visitado el centro de interpretación nos volvimos nuevamente a la ruta. Tanto a Juan como a mi nos ha gustado Laguna Blanca.
Será hasta la vuelta, Laguna Blanca!!!





Seguimos camino por una Ruta Provincial 43 en un estado cada vez mejor y en bajada, razón por la cual aquí ganamos en velocidad sin dejar de disfrutar de lo realmente bueno.



La belleza de esta provincia - Catamarca - es realmente inigualable en muchos aspectos y la ponen como una de las provincias más bellas de nuestro país.


Así es como a las 13:38 horas llegamos a la zona en donde se encuentra la Quebrada de Randolfo en donde hay unas dunas gigantescas.




Algunos dirán porque digo Quebrada de Randolfo y no Cuesta de Randolfo. Pues paso a explicarlo en forma bien sencilla: la Ruta Provincial 43 originariamente trepaba por las montañas a través de una Cuesta llamada de Randolfo en honor a Randolfo Carrizo, habitante de este paraje. Con los años esta ruta fue modificándose y la misma dejó de pasar por la parte de las montañas para hacerlo en la zona de la quebrada. Es así que lo único que le queda a la Cuesta de Randolfo es su nombre ya que la misma pasa por la quebrada y no por las montañas.





El paisaje de esas maravillosas dunas en la Quebrada de Randolfo es el que elegí finalmente para cerrar este maravilloso viaje de la Transpuna. Con ellos decidí dar por terminada las fotos y aunque siguiera viaje hasta Belén y más tarde hasta San Fernando del Valle de Catamarca, para mi el telón caía en este preciso lugar con una obra maestra de la naturaleza.
Apenas pasamos esta quebrada, el asfalto desaparece y el camino se pone realmente algo duro en virtud de que algunos tramos se hacen sobre el lecho reseco de un río.
Nuestro viaje prosiguió y almorzamos en Los Nacimientos de San Antonio, en donde las obras de pavimentación vienen avanzando y calculamos que pronto contarán allí también con un tramo de la ruta asfaltada. Luego seguimos viaje pasando por Barranca Larga, El Bolsón y Villavil, lugar en donde vuelve nuevamente el asfalto.
Debo reconocer que esta parte es para mi toda una novedad. Nada de lo que era esa rústica ruta que visité en el año 2006 queda. Hoy existe un asfalto perfecto que nos hace sentir como si estuviéramos en una ruta como pocas en este país. Al llegar a El Eje mi desconcierto sobre lo que veía era total ya que de aquel paraje con un camino insignificante y maltrecho no queda nada. Hoy existe una hermosa ruta y en la intersección con la mítica Ruta Nacional 40 hay hasta una estación de servicio.
Luego de pasar por San Fernando, Puerta de San José y de recorrer la hermosa Quebrada de Belén, llegamos a la Ciudad de Belén a las 16:00 bajo un sol radiante y un calor abrazador.
Llegaba la hora de despedirme de Juan y fundirme en un abrazo muy fuerte por que cumplimos con el objetivo que nos había pedido encarecidamente Chugo que lo hiciéramos por él y por Deborah:  TERMINAR LA TRANSPUNA.
Lo habíamos logrado y estábamos muy felices por ello. También un dejo de tristeza por la separación, en fin una mezcla de sensaciones y emociones que muy difícilmente olvidaré en mi vida.
Lo que sigue realmente tiene poca importancia en virtud de que se trata del camino de vuelta.
Queda en esta maravillosa experiencia de 15 días el haber compartido con Chugo, Deborah y Juan una de las más hermosas experiencias de viaje de mi vida de la que jamás olvidaré.
Llegamos al momento del final de este blog en donde he tratado de volcar mis relatos, la pasión que siento por estos solitarios paisajes, algunas imágenes del mismo y mi experiencia junto a los restantes integrantes que conformamos los V4.
No quiero dejar pasar los agradecimientos a todas y todos los lectores de este blog, a los más de 825 fans de la página de Locos por la Puna en facebook y que seguimos creciendo, a Roslie a quien amo con toda mi vida y quien me alentó siempre a que hiciera este hermoso viaje, Chugo, Deborah y Juan, al "tractor" y la Ecosport, a las hijas de Chugo y Deborah Ayelen, Celeste y Rubina D’ Onofrio quienes seguramente hubieron de extrañar a sus respectivos padres en la travesía, a Sergio Novick quien hasta último momento nos hubiera acompañado pero por problemas laborales no pudo hacerlo, a Alberto Regazzoni de quien nos acordamos mucho en todo el viaje, especialmente en Paicone, a Dante y Raquel del Hotel El Jardín de Tilcara, al Sr. Burgos de Burgos Bus de Abra Pampa, a Mácximo Ángel Gaspar (Director de la Escuela Nro. 127 de Cusi Cusi), su vicedirector, maestros, colaboradores y vecinos de Cusi Cusi, a la gente de la Puna que encontramos en el camino y nos ha indicado sobre el estado del camino en muchas ocasiones, a los chicos de la Escuela 127 de Cusi Cusi, en especial a Rosario, Fabiola y María, a Demetria la cuidadora de la Iglesia de Nuestra Sra. de la Asunción de Casabindo, a Celeste Nieves Flores de Paicone, a las tejedoras de Paicone y la Sra. Flores, al Sr. Adolfo Cruz de Coranzulí quien nos guió hasta la casa de Vilma Urbano a quien le estamos infinitamente agradecidos por su hospitalidad, a la gente del hostal Huayra Huasi de San Antonio de los Cobres, a Lorenzo Pilar Martínez y su familia por hospedarnos en su casa, al Secretario de Turismo y Cultura de la Municipalidad de Tolar Grande: José Luis Piu, al Secretario de Gobierno de la Municipalidad de Tolar Grande: Aldo Concepción Martínez, a Flavio Quipildor, Ricardo "Pinocho" Arjona y a todos los vecinos y vecinas de Tolar Grande de generoso corazón, a Eduardo Cínicola de "Viajeros 4x4" quien nos proporcionó datos de suma utilidad, a Crisanto, Yanina y Pascuala Vázquez de Antofagasta de la Sierra quienes siempre nos hacen sentir como en casa...IDOLOS!!!, a mis amigos personales, a mis compañeros, a mi mamá, mis hermanos y demás parientes, a todos mis amigos en la red social Facebook y a la Pachamama por dejarnos mostrar las bellezas de sus paisajes... a todos muchas pero muchas gracias!!!
Sin embargo quiero que me dejen hacer un último saludo y agradecimiento profundo de corazón y hermanado por la tierra...nuestra Argentina: a mis hermanos de corazón...a todos los Puneños gracias por ser como son y por encima de ello gracias por estar haciendo Patria en este lejano rincón de nuestro país.
Espero en esta vida poder ver que ese sacrificio diario de sus vidas no es en vano y que una vida mejor pueda llegar también a todos Uds.


Será hasta la próxima!!!

viernes, 9 de abril de 2010

Volviendo a Antofagasta de la Sierra.

Mientras empieza a caer la tarde, volvemos a Antofagasta de la Sierra junto con Crisanto y su Vitara. Dejamos atrás uno de los más increíbles paisajes de la Argentina como lo es el Campo de Piedra Pómez.


Misión cumplida tanto para Juan como para mi el haber conocido este asombroso lugar de nuestra Argentina. De ahora en más es hora de la vuelta a la casa de la "Reina de la Puna", Pascuala Vázquez.
Mientras el sol baja, los rayos del sol comienzan a pintar de dorado algunos cerros que antes no habíamos podido apreciar en su esplendor.





Mientras nos acercábamos raudamente hacia Antofagasta de la Sierra, íbamos hablando con Crisanto y nos contaba diversas experiencias que el tuvo desde pequeño en estas desoladas pero maravillosas tierras de Catamarca.
Así fue como a eso de las 19 horas llegamos a la zona de los Volcanes Antofagasta y Alumbrera.








Termina así nuestro último día en Antofagasta de la Sierra. Cenamos juntos Juan, Pascuala y yo mientras charlamos sobre el viaje que vinimos haciendo, sobre lo que conocimos, sobre los soberbios paisajes que ofrece la Puna, sobre la vida en ella, sobre nuestros afectos, sobre lo que nos llevábamos, sobre lo que nos esperaba en nuestras respectivas familias, etc.
Así fue como transcurrió el tiempo y se hizo casi de medianoche. 
Hora de dormir y de prepararse si para el largo camino de regreso.
A la mañana siguiente nos levantamos como es de costumbre bien temprano. Antes que nosotros ya estaba Pascuala levantada limpiando la vereda de la casa junto a una cariñosa perrita de una vecina de ella. 
Desayunamos, ordenamos todas nuestras cosas y arreglamos las cuentas de lo que debíamos por nuestra estadía y la comida allí.
Pascuala se quedaba solita pero por poco tiempo, ya que al día siguiente vendrían una gente conocida.
Mientras poníamos todo en orden y cargamos nafta en la estación de servicio de Antofagasta de la Sierra, sentía una vez más esa sensación de no querer irme de este lugar, por eso sin lugar a dudas volverá a ser un hasta luego!!!
Le pregunté a Pascuala si esta vez tenía rica rica a lo que me contó que no tenía en ese momento. Le pregunto entonces donde puedo conseguir, pero lamentablemente en el lugar donde se podía llegar a conseguir no estaba abierto.
Luego a instancias de Juan quien quería llevarse un lindo presente de Antofagasta de la Sierra, nos fuimos al Museo Mineralógico que tiene Zoltan Czekus. Tocamos timbre pero como no salía nadie. Así que sin más volvimos a la Casa de Pascuala y ya si nos despedimos de ella dejando saludos a todos.






Termina así nuestra estadía en la Casa del Sol. Era la segunda vez que estaba allí y sin dudas sentí el mismo encanto que la primera vez. Me quedé con ganas de quedarme pero el viaje debía terminar. El camino de vuelta comienza y, con el, empieza a caer el telón de la Transpuna....pero todavía hay más...en el camino hasta Belén.