sábado, 27 de marzo de 2010

Por Chugo y Deborah: El cambio de plan (2º Parte).


A las 18:12 horas estábamos llegando al límite de Catamarca con Salta. Abandonaríamos definitivamente las tierras Salteñas para iniciar a partir de aquí la última parte de la Transpuna.



Nuestro plan inicial de viaje tenía previsto tomar la Ruta Provincial 43 por la variante "fuera del salar", pero he aquí que al llegar al lugar dudamos seriamente de tomar esa ruta. 


Esta duda fue despejada cuando minutos después, estando en el lugar en que se bifurcan los caminos, nos encontramos con un camión enorme que llevaba tubos de gas desde la Minera del Altiplano (Sucursal Salar del Hombre Muerto) a la homónima de Salar de Pocitos.
Allí paramos a nuestro querido conductor que venía de frente para preguntarle que nos convenía.
Juan toca bocina, hace luces y baja la ventanilla, pregunta por el estado del camino por dentro del salar casi gritando ya que el ruido del camión era terrible y alcanzamos a escuchar que nos dice que "el camino está muy bueno, que por allí se va bien y que siga todo derecho hasta el cartel".


Así fue como nos mandamos por el medio del Salar del Hombre Muerto. Nos separaban 103 Km. de Antofagasta de la Sierra y 13, no 3, de la Minera del Altiplano. 




El camino era un compactado de sal, perfectamente asentado, ancho y en excelente estado de conservación. Suponemos que en verano, cuando es época de lluvias, este lugar se transformará en un camino intransitable así que transitar por esta variante de la ruta en verano en principio no es una recomendación válida, o al menos debería preguntarse el estado del camino antes de mandarse.


Juan se sintió muy a gusto con el camino y cada tanto expresaba su satisfacción diciendo "esto es una autopista". Tan autopista era que llegamos a desarrollar en dicho camino velocidades cercanas  a 120 Km./h.
Así fue que llegamos a la zona de carteles a las 18:44 horas, luego de atravesar exitosamente el Salar del Hombre Muerto.





Al llegar a la zona de carteles hay un primer cartel que indica la distancia desde allí a Antofagasta de la Sierra (90 Km.) y del Paraje La Aguadita (12 Km). Este es el camino a tomar. Seguido al mismo hay otros dos carteles uno que es amarillo y que indica hacia donde se debe tomar para ir a Antofagasta de la Sierra, Minera FMC (Minera del Altiplano), y Mina Maktub y por último otro azul que plantea dos opciones de camino para continuar viaje:
A) Ingresar al predio de Minera del Altiplano S.A. anunciándose por el portero.
B) Continuar por el camino que se encuentra a la izquierda de este punto y que es transitable hasta el Río de los  Patos.
Nada planteaba sobre la tercer alternativa que era ir por el camino que lleva al Paraje La Aguadita. Ahí le comenté a Juan que esto se veía bastante cambiado y por suerte con carteles que antes ni existían.
Nosotros tomamos la variante C) - que no existía en el cartel azul - que es ir por el Paraje La Aguadita, lugar que conocía perfectamente.
Apenas se toma el camino hay una subida más o menos pronunciada que hay que tomar con cuidado, luego el camino es realmente suave y en buen estado, claro que ya no es tan bueno como el que habíamos abandonado hace unos instantes.


El tiempo comienza a mejorar y se pueden observar algunas montañas que son reflejadas por un débil sol que asomaba entre las espesas nubes.
Seguimos camino transitando por el Salar del Hombre Muerto hasta el Paraje La Aguadita, lugar que visité con Roslie en enero de 2006 y en donde se encuentra la Escuela Nº 167 - Salar del Hombre Muerto -. En esta parte del camino nos dedicamos a ir mucho más despacio y disfrutar del paisaje.







Transitando con mucho cuidado y disfrutando de estos paisajes es que llegamos finalmente al Paraje La Aguadita donde está ubicada la Escuela Nº 167 - Salar del Hombre Muerto -. Desgraciadamente la escuela cerró debido a que los niños que allí estaban habían cumplido su ciclo y no había otros que justificasen mantener abierta a la misma.
Eran las 19:03 cuando alcanzamos este paraje. Allí estaban los cuidadores de la escuela que salieron a ver quienes pasaban y a quienes saludamos a lo lejos.



Allí estaba solitaria con una hermosa vista del Salar del Hombre Muerto las abandonadas instalaciones de la escuelita y sus cuidadores.
Una vez que subimos hacia la ruta teníamos la posibilidad de ir hacia Mina Incahuasi - a la derecha - o ir a Antofagasta de la Sierra directamente - a la izquierda -. Tomamos hacia nuestra derecha para ir a Mina Incahuasi.
En honor a la verdad hicimos cerca de un kilómetro en dirección norte y en el camino nos encontramos con un desvío que nos conducía nuevamente hacia el Salar del Hombre Muerto, pero dada la falta de reconocimiento del terreno, al que encontraba sensiblemente distinto respecto de mi visita con Roslie en el 2006, es que no quise arriesgarme a tomarlo y así fue que decidimos así volver sobre nuestros pasos. Además la decisión sobre volver y retomar nuestro rumbo a Antofagasta de la Sierra se fundaba en la necesidad de contar con luz suficiente por lo menos hasta el Callejón de Falda Ciénaga.
Al volver sobre nuestros pasos, Juan enseguida se dio cuenta que el camino que estábamos transitando era la Ruta Provincial 43 en su versión "fuera del Salar" y que ese camino que habíamos visto era el acceso a Mina Incahuasi. Creo que íntimamente me quería matar por no haber conocido este lugar debido a la duda que me invadió en ese momento.
El sol salió esta vez con un poco más de fuerza pese a que la hora ya indicaba que pronto desaparecería del horizonte para dar lugar  a la noche. Mientras tanto junto con el paisaje nos brindó unas vistas espectaculares que si hubiéramos ido a Mina Incahuasi seguramente las habríamos de haber perdido.




Ibamos en dirección hacia las montañas, pronto ascenderíamos y veríamos mejores paisajes aún de los que habíamos visto hasta el momento.




Luego de esto seguiríamos camino en un largo ascenso por las montañas hasta alcanzar la cota de los 4500 metros de altitud.



Mientras ascendíamos más y más nos cautivaban los paisajes con los que nos topábamos y el juego que el sol  hacía a su antojo con ellos.


Así fue que mientras el sol caía pudimos divisar la Laguna de Caro.



La furia del sol ilumina con sus últimos rayos las montañas tiñéndolas de un color dorado verdaderamente asombroso. Allí estuvimos detenidos por unos instantes. Juan realmente estaba asombrado con los paisajes que estaba viendo, yo también.


Nuestro camino prosigue y a veces las subidas parecen a lo lejos imposibles de sortear. Sin embargo, esto es una ilusión óptica propia de la Puna en la que las distancias engañan. Esta subida que parecía imposible no lo fue tanto cuando nos encontramos ante ella.




Mientras tanto pasaba que a veces transitábamos en penumbras y otras veces con algo más de luz, dependiendo lógicamente de que el sol estuviera o no oculto por las montañas.


Pese a que hay varias bifurcaciones en el camino no es difícil poder reconocer cual es el camino principal respecto de los caminos secundarios. Sólo un único tramo muy pequeño que se junta a los pocos metros de andar por la misma nos dió lugar a dudas. Ambos se encontraban en un muy mal estado con mucha arena y en el que había que andar con sumo cuidado para no quedarse atascado.



Estas son las últimas imágenes de un lugar que poco a poco comienza a dar paso a una cerrada noche en la que sólo nos iluminarían las estrellas.
Así fue que llegamos al Callejón de Falda Ciénaga a las 20:15 horas. Era noche cerrada y había nieve a nuestros costados.


Estábamos ya si en lo más alto de la Ruta Provincial 43. A partir de este momento todo el camino es en bajada hasta Antofagasta de la Sierra.
Transitábamos ya en una noche perfectamente estrellada en la soledad de la Puna.


Luego de este momento en que íbamos por el medio de la ruta, decidimos apagar las luces del auto durante unos segundos. La oscuridad era absoluta, la soledad era inconmensurable.
Así fue como a las 21:18 llegamos a Antofagasta de la Sierra, lugar que veníamos viendo sus luces desde media hora antes.


Minutos después llegamos a la Casa de Pascuala. Comienza aquí la historia en Antofagasta de la Sierra, la Casa del Sol.

2 comentarios:

Gonzalo Alvarez dijo...

Muy bueno, diria que buenísimo.
Ahora si que estaremos (nuestro pequeño grupo de españoles) en la Puna Argentina (Salta, etc.) en la primera quincena de mayo
Un cordial saludo.
Gonzalo

Axel Kiberl dijo...

Gracias Gonzalo espero que la estadía en la Puna les sea de su agrado y si se apunan recuerden tomar un té de pupusa o un té de coca y descansen así van a estar mejor para seguir disfrutando de las maravillas que la Puna generosamente les muestra a sus visitantes.
Saludos.
Axel.