domingo, 20 de diciembre de 2009

Paicone, un sueño cumplido.

Los V4 nos hemos levantado todos temprano como para desayunar, nos espera un gran día!!!.
El mapa satelital nos muestra el camino que vamos a hacer el día de hoy. En esta entrada tan sólo voy a contar la primer parte del camino marcada en color azul oscuro .


Eran las 6.30 horas cuando me levanté y al poco tiempo la veo a la flaca y a Juan haciendo lo mismo. Unos minutos después Chugo hace lo mismo con lo cual a las 7.00 ya estábamos todos listos.
Antes de desayunar me fui un poco de paseo por el pueblo. Eran las 7.30, la paz, la quietud, eran realmente conmovedoras.


A las 7.45 estaba servido el desayuno y tomamos unos buenos mates cocidos con pan casero. Sirvieron primero a los niños que iban llegando y luego nosotros fuimos invitados a que también desayunáramos. Una enorme pava de mate cocido nos esperaba allí con panecillos caseros.

Desayunando en la Escuela Nº 127. (Foto gentileza de Chugo).

Luego del desayuno fuimos participes de la llegada de los niños a la escuela, de la formación de estos para el izamiento de nuestra bandera y juntos cantamos el Aurora. Debo confesar que cuando llegó la parte que dice "es la bandera de la Patria mía" se me anudó la garganta. Nunca tan lejos, en un punto tan distante de nuestra Nación había cantado el Aurora.

 
Presentación de los V4 ante los niños de la Escuela de Cusi Cusi (Foto gentileza de Chugo).

Por otra parte Chugo y Deborah participaron de una interesante y hermosa experiencia que querían transmitir a los niños de Cusi Cusi de hacer un  intercambio entre los alumnos de esta y la escuela en donde concurrre Rubina, su hija menor, en Olavarría. Cuando estaban en plena explicación y sin darse cuenta se quedó sin baterías la cámara y dejó de filmar tan lindo evento.
Acto seguido fuimos hacia los autos y a buscar los bidones de nafta y empezamos a revisar el aceite, las tuercas de las ruedas, si estas necesitaban aire, las bujías del R12 y cargar nafta desde los bidones. Recuerdo también que en esa ocasión las puertas delantera derecha e izquierda trasera del tractor le costaban abrir de una manera increíble, así que le pedí a Chugo si tenía WD40 o Penetrit que eso las haria aflojar. Le echamos un poco y al rato quedaron como nuevas, ahora tenía que tener cuidado de no "hacerla giratoria a la puerta.
Mientras hacíamos todo esto como los niños no entraban todavía a clases, muchos de ellos nos observaban todo lo que estábamos haciendo.
A las 9.15 finalmente emprendimos nuestra salida hacia Paicone y ya a las 9.30 horas estábamos llegando a la salida de Cusi Cusi.



Nuestro primer paisaje impactante es sin dudas el Valle por donde corre el Río Granadas, también podemos ver a lo lejos el pueblo de Cusi Cusi desde lo alto del camino. Entre coloridos cerros, el Río Granadas es visible desde muy lejos gracias a que en sus costas toma una coloración blanquecina. Supongo que la misma sería el arrastre de sales que se acumulan en sus costas, no lo sé y no puede averiguarlo en su momento.


Siendo las 9.55 nos dispusimos a cruzar el Río Granadas, el cual se encontraba con una fina capa de hielo en varias partes de su curso debido al fuerte frío puneño de la noche. El implacable sol de la Puna se encargaría de derretirlo todo en pocos minutos, así es casi siempre desde tiempos inmemoriales.



Pasamos el río y una pequeña subida que nos permite ver el majestuoso paisaje que dejamos atrás y el no menos majestuoso que tenemos por delante. Abajo las llamas pastaban y tomaban agua junto al Río Granadas.


La policromía de los cerros impacta. Puedo decir muchas palabras lindas, puedo poner muchas otras fotos aquí en el blog pero nada lo va a poder hacer comparar a estar allí. Sin dudas, y sin desmerecer muchos otros lugares hermosos que visitamos, este es uno de los lugares que más me gustó de la Transpuna.


El Río Granadas no dejaba de acompañarnos y cada tanto una y otra vez nos obligaba a sortear su paso.
Disfrutamos tanto del paisaje que recién una hora después de haber cruzado el Río Granadas por primera vez es que llegamos al cartel que indica proximidad de Paicone y entre las 11.05 y las 11.10 llegamos al segundo cartel que indica que Paicone está a tan sólo 1 Km., pero en honor a la verdad podemos decir que ya habíamos llegado ya que el pueblo podía divisarse sin problemas desde mucho antes.
Fue tan emotivo llegar al lugar que no queríamos llegar nunca ya que nos deteníamos a cada instante en que sentíamos la necesidad de dejar retratado un paisaje.



Chugo pegó el mejor salto de toda la travesía allí. Un salto que derrocha alegría  y emoción por todos lados donde uno lo pueda ver ya que para él personalmente era un sueño cumplido. Antes se le había negado dos veces la llegada a Paicone. La tercera era la vencida.

Luego de sacar esta hermosa foto, Deborah eligió bajarse del auto y caminar frente a toda esa majestuosidad desparramada del paisaje. (Foto Gentileza de Chugo).

También fue en estas ocasiones que retrató diversos videos del silencio del lugar y los paisajes de Paicone dedicados a un amigo: Alberto Regazzoni.
Cruzamos el río una vez más y dejamos retratado en esta secuencia el paso del Renault 12.



Así fue que recién a las 11.25 llegamos formalmente a Paicone dejando estacionados los autos bajo la fresca sombra de los árboles que están frente a la iglesia.
Deborah quien iba a la vanguardia en el camino a Paicone se encontró con una pequeña de 4 años que se llama Celeste Nieves Flores quien lo primero que le fue a enseñar fue el lugar en donde estaban la cooperativa de tejedoras.



Mientras nos preguntábamos por donde andaría Deborah la vemos que baja con la pequeña Celeste quien nos llevó a pasear por todo Paicone.
Al encontrarnos con la flaca vemos que viene bajando e indicándonos en donde se encontraba la cooperativa de tejedoras de Paicone. Chugo llevaba un recado para una señora de apellido Flores que le había encargado Alberto Regazzoni para decirle a esta señora que el contacto que tenía que hacer con Buenos Aires lo debía hacer a través del Padre Olmedo de La Quiaca, reconocido luchador y defensor de las comunidades de la Puna y de su lucha contra la pobreza y exclusión de los mismos.
Subimos hasta el establecimiento y allí nos recibió Josefina Flores, la mamá de Celeste, y una señora cuyo nombre no recuerdo. En la entrada del establecimiento había dos telares en el centro y encima  de uno de ellos un animal embalsamado. Dentro del establecimiento había también una gran cantidad de lana de llama y de oveja recientemente esquilada. En una habitación contigua y mucho más pequeña estaba el salón de ventas en donde había artesanías en lana de llama y lana de oveja de todo tipo y para todos los gustos: medias, guantes, gorros, fajas, pasamontañas, bufandas, ponchos, chales, pulloveres chicos y también para grandes.
Mis primeros regalos fueron adquiridos allí en Paicone, sin dudas lindos recuerdos.


Chugo pregunta específicamente por la Sra. Flores y explica allí a las dos señoras que estaban allí el recado que le dejó Alberto Regazzoni para ella. Las señoras escuchaban atentas y luego de ello le dicen a Chugo que todos en Paicone se llamaban Flores. La duda que se presentaba entonces era si nos estábamos dirigiendo exactamente a la Sra. Flores que Alberto quería que hablásemos con ella ya que no contábamos con su nombre.
Duda va, duda viene todo quedó finalmente plasmado en un escrito que dejó en una especie de cuaderno que ellas tenían y en un videito que dedicó a Alberto.

Una vez que salimos del lugar bajamos nuevamente para pasar por la casa de Josefina quien nos enseñó su cocina solar, también nos contó que Paicone pronto tendrá alojamiento permanente para los turistas.  Uno de nuestros dialogos constantes fue el tema del turismo del cual nos ha contado que llega poco turismo  hasta el lugar y que muchos siguen de largo pero que últimamente ha aumentado la presencia de turistas.



Luego de ello también pasamos por la casa de un muchacho al que veríamos más tarde en el camino entre Misa Rumi y San Juan de Oro con una goma pinchada. Allí jugamos un poco con unos pequeños corderitos.


Luego de ello bajamos hacia donde dejamos estacionados los autos, comimos y salimos en dirección a Cienega. Estuvimos en Paicone por término de una hora cuarenta, una hora cincuenta minutos, sin dudas un lugar inolvidable.
Chau Paicone, los V4 te vamos a recordar por siempre y seguramente te volveremos a ver!!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los posteos vienen matando,
es un placer leer esto!!!